Soldaditos de plomo...¿De Plástico? |
En nuestra época, el plástico forma parte de nuestras vidas en múltiples frentes: En el trabajo, en el ocio, en la comida… es un material que debido a su bajo coste y a depender de una industria basada en el petróleo ha conquistado cada uno de los recovecos de nuestra actividad.
Hoy en día los peligros del plástico se han hecho evidentes, pues además de afectar a los ecosistemas, incluso llegan a nuestras mesas y a nosotros mismos. En CEHS mantenemos una actitud de adecuarnos a un mundo en el que el plástico será cada vez más apartado de nuestras vidas, pero hoy en día resulta difícil librarse de él. Sin embargo, hay precedentes de victoria contra una sustancia de uso extendido.
En la década de los años
60, el plomo invadía la vida cotidiana de las personas a niveles muy parecidos
a como lo hace el plástico a día de hoy, y su erradicación no fue fácil, pero
fue positiva. Ésta es la historia de un referente de la lucha por el medio
ambiente y la salud pública, la historia de Clair Patterson.
Clair Patterson: Origen humilde, científico histórico.
Clair Patterson era hijo de un cartero. Probablemente en aquella
época nadie hubiera apostado por que se convirtiera en un gran científico y
azote de las compañías petrolíferas, pero en contra de todo pronóstico así fue.
Como científico brillante, calculó con una precisión asombrosa la edad de la
tierra, en torno a 4.500 millones de años.
Fue incluido en el grupo de científicos que trabajaron en el Proyecto Manhattan (El proyecto de armamento nuclear del gobierno de EEUU), perfeccionando la separación del U235 y el U238 del que, al ver sus resultados, quedó horrorizado. Fue mediante el estudio del método uranio-plomo como calculó la edad de la tierra mediante el análisis de metoritos.
Demasiado plomo por todas partes.
Pronto se dio cuenta de que las cifras de plomo eran disparatadas, incluso
allí donde no se esperaba este material, y no era capaz de localizar su origen:
Estaba por todas partes.
Comenzó a sufrir una obsesión, y perfeccionó su laboratorio, en el que
sustituyó las tuberías, el aire, los trajes, cada utensilio era lavado, e
incluso los propios reactivos (las sustancias utilizadas) eran de nuevo
esterilizadas. Apenas dejaba entrar a ayudantes en su laboratorio, porque
cualquier cosa contaminaba el espacio con plomo.
Él sabía de donde venía todo ese plomo; en realidad no era difícil saberlo.
Se utilizaba en los juguetes, en la cocina, sifones, en las pinturas, en los
cristales, en las conservas y muy importante: en las emisiones de gasolina, a
las que se añadió para evitar golpes de motor.
Recorrió medio planeta buscando indicios de plomo y quedó aterrado cuando
lo encontró en las montañas y en el hielo ártico, e incluso en antiguas tumbas
incas. La atmósfera tenía unos niveles de plomo multiplicados por mil respecto
a lo natural y en el cuerpo humano se daba hasta 600 veces más de lo esperado.
El plomo tenía efectos negativos sobre la salud de las personas y bajo este
argumento se enfrentó con numerosas compañías que hicieron lo posible –incluso amenazarlo-
para ridiculizarlo y tratarlo como un obseso, destruir su reputación e impedir
sus investigaciones. Tal era el caso de General Motors, una compañía de
prestigio en EEUU por su contribución a la industria militar durante la 2ª Guerra Mundial.
Victoria y sentido común.
Sin embargo terminó por ganar la batalla en 1976, cuando la Agencia de
Protección Ambiental de EEUU comenzó a reducir el plomo en la gasolina por
precaución y porque el plomo no se llevaba muy bien con los catalizadores de
última generación para evitar emisiones. Fue ya en los años 80 cuando se aceptó
el trabajo de Patterson y se le reconoció su mérito, quedando prohibida la
gasolina con plomo en 1986 en un proceso de desaparición progresiva. En EEUU
despareció finalmente en 1995, y en España a mediados de la primera década de
los 2000.
La prohibición del plomo ha reducido drásticamente los niveles presentes en
la atmósfera, aunque en países en vías de desarrollo procede de otras fuentes y
sigue suponiendo un problema.
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