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viernes, 16 de abril de 2021

Registro de la concentración de CO2 en las aulas del IES Batalla de Clavijo

 El pasado septiembre comenzó el curso académico en plena pandemia. Comenzamos con unas medidas estrictas respecto a: la limpieza de las superficies que debíamos compartir; la ventilación de las aulas; la desinfección de nuestras manos; incluso una organización diferente de tiempos y espacios respecto a otros años. Además de respirarse cierta incertidumbre en el ambiente sobre la temporalidad de las clases presenciales.

Uno de los aspectos que más se ha tenido que cuidar ha sido la ventilación de las clases, ya que las condiciones ideales para la transmisión aérea del coronavirus son un interior cerrado, donde hay muchas personas, durante mucho rato, hablando, gritando, o cantando, es decir, las condiciones habituales de un aula.

Cuando hablamos, gritamos, cantamos, tosemos, estornudamos o simplemente respiramos, exhalamos pequeñas partículas (aerosoles) hechas de saliva o fluido respiratorio. Estos aerosoles son los ‘taxis’ que transportan el SARS-CoV-2, y pueden infectar cuando se inhalan.

Desde una altura de 1,5 m., este es el tiempo que tardan en caer al suelo según su tamaño.


La transmisión por aire se combate disminuyendo el tiempo de permanencia y/o la concentración de aerosoles potencialmente infecciosos. Si no se puede reducir el tiempo de exposición (situación que se da en las aulas), debe renovarse el aire interior con aire limpio. Pero esta exigencia supone otras incomodidades para la actividad que se realiza en el aula. Por una parte, los ruidos que provienen del exterior, en momentos puntuales nada desdeñables y por otra parte, el frío durante los días de bajas temperaturas de invierno.

Según la guía de la Escuela para la Salud Pública de Harvard, la tasa recomendada es de al menos cinco renovaciones de aire por hora. Las personas emitimos CO₂ al respirar, de manera que la cantidad acumulada de este gas indica el nivel de ventilación en un recinto. La concentración de CO₂ en el exterior es de 416 ppm (partes por millón). La guía de Harvard o la del  CSIC recomiendan, para prevención de covid-19, no superar 700 ppm en una habitación, que corresponde aproximadamente a esas cinco renovaciones del aire por hora. Estudios recientes demuestran que, en aulas no ventiladas, el nivel puede superar las 2.000 o incluso las 4.000 ppm.

La ventilación con aire exterior se consigue abriendo puertas y ventanas. Es necesario que las aberturas tengan suficiente tamaño y que estén localizadas de manera que el flujo de aire barra bien la habitación, sin zonas muertas. La mejor opción es tener aberturas distribuidas en dos paredes enfrentadas. Y, muy importante: mantener ventilación continua, no solamente en instantes concretos (como los cambios de clase). En 15 minutos con ventanas cerradas ya pueden acumularse concentraciones de aerosoles superiores a las admisibles.

Pues bien, nuestro trabajo ha consistido en medir la concentración de CO2 de manera continuada para saber si la ventilación era la adecuada. Además, debemos tener en cuenta que en nuestro centro la mayor parte de las clases presentan todas las ventanas en un lateral y en frente sólo se encuentra la puerta; que, en la mayor parte de las ocasiones se encuentra en un extremo del otro lateral y que por diferentes motivos no siempre se puede mantener abierta.


Para ello, además de registrar de manera continuada los niveles de CO2, también hemos considerado:  las dimensiones del aula, el número de personas que nos encontramos en el aula y la situación de las ventanas y la puerta (abiertas, entreabiertas o cerradas). 

Por una parte, hemos observado que incluso la concentración de CO2 variaba de un lugar a otro del aula en el mismo momento con lo sí que es relevante el lugar en el que posicionamos el aparato para tomar los registros. 

También hemos observado que cuando la ventilación es cruzada; es decir, existen ventanas abiertas en lugares opuestos los niveles de CO2 se mantienen en niveles muy bajos (idénticos al exterior) independientemente del número de personas. (Sala de profesores y gimnasio). Desde este punto de vista las mejores aulas para juntarse un gran número de personas porque permiten la ventilación cruzada serían la sala de profesores, la biblioteca, el gimnasio, el laboratorio de química y el aula de dibujo del edificio Goya.


 
En las gráficas observamos que existe una sincronía clara entre abrir las ventanas y el descenso de la concentración de CO2 porque también se observa esa sincronía con el descenso de la temperatura, ya que las medidas se han llevado a cabo en febrero y marzo y coincide con un descenso de la temperatura media del aula.

Esta gráfica muestra la evolución de los niveles de CO2 correspondiente a la sala de profesores con todas las ventanas abiertas el 11 de febrero. El número de personas ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Al estar todas las ventanas abiertas los niveles de CO2 son iguales que en el exterior. Los datos tomados en el gimnasio muestran gráficas similares.


Esta gráfica muestra la evolución de los niveles de CO2 en el aula G5 con 15 personas el 11 de febrero. El hecho de que la temperatura del aula esté entre los 16 y 17,5 grados a pesar de estar la calefacción puesta, indica que están las ventanas y la puerta entreabiertas. Este hecho permite mantener los niveles CO2 adecuados.

Esta gráfica muestra la evolución de los niveles de CO2 en el aula G1 con 20 personas el 11 de febreroEl descenso que se produce a las 11:30 se debe a que se abren más ventanas debido a que el aparato avisa que se han superado los 900 ppm. Este hecho apenas se refleja en la temperatura. Lo único que en lugar de seguir subiendo se mantiene.

Esta gráfica muestra la evolución de los niveles de CO2 en el aula G3 con 14 personas el 11 de febrero. La temperatura que se mantiene alrededor de los 18 grados a pesar de estar la calefacción puesta. Hecho que indica que las ventanas y la puerta del aula están entreabiertas.

Esta gráfica muestra la evolución de los niveles de CO2 en la SUM con 11 personas el 11 de febrero. Se han tenido siempre ventanas abiertas.

Debemos ser conscientes que el hecho de medir la concentración de CO2 interfiere en que focalicemos la atención en este parámetro y generemos las condiciones adecuadas para que se mantengan en los niveles óptimos (inferiores a 700 ppm).

Aula

Largo

Ancho

Alto

Volumen

Volumen

Nº de

 

m

m

m

m3

Litros

Alumnos

G1

8

5,9

2,84

134,048

134048

20

G2

8

6,14

2,84

139,50

139500,8

18

G3

8,23

6,16

2,84

143,98

143978,9

14

G4

7,97

5,91

2,84

133,77

133771,6

12

G5

7.98

5,92

2,84

16,81

16812,8

15

Esta gráfica corresponde a los valores tomados durante la clase de música en el aula Sorolla 1 ocupada por 7 personas. Se observa que durante la actividad musical se debe tener especial cuidado en la ventilación ya que la concentración de CO2 sube muy rápido.

 Por ello sin que los alumnos corrieran riesgos (que sonara la alarma cuando los niveles del aula alcanzasen las 900 ppm) hemos observado cómo evolucionaban las concentraciones de CO2 en diferentes circunstancias. Teniendo en cuenta las dimensiones del Sorolla 1:

 

Superficie m2

Altura (m)

Volumen (m3)

Volumen (litr)

Nº de personas

Sorolla 1

41.79

3

425.37

425370

6 - 8

Hemos observado lo siguiente:

Esta gráfica muestra la evolución de los niveles de CO2 en el aula S1 sin ventilar ocupada sólo por 8 personas el 18 de marzo.  Muestra que en sólo 15 minutos pasan de 600 ppm a 900 ppm. 

Esta gráfica muestra la evolución de los niveles de CO2 en el aula S1 con 6 personas a lo largo de toda la mañana del día 5 de marzo. A partir de las 11.20 minutos se cierra todo. Cuando la alarma del aparato indica que se han sobrepasado los 900 ppm se ventila abriendo puerta y ventana, pero a los 10 minutos vuelve a pitar. A las 12.50 y a las 13.20 se ventila todo. Y posteriormente se vuelve a cerrar.

Esta gráfica muestra la evolución de los niveles de CO2 en el aula S1 con 6 personas a lo largo de toda la mañana del 10 de marzo. Se ha tenido siempre una ventana abierta. Pero en las variaciones de temperatura podemos observar también la ventilación del aula.

Esta gráfica muestra la evolución de los niveles de CO2 en el aula S1 con 6 personas a lo largo de toda la mañana del 17 de marzo. Se ha tenido siempre una ventana abierta. Pero en las variaciones de temperatura podemos observar también la ventilación del aula.

 


             Trabajo desarrollado por el alumnado de 4º ESO-A, el apoyo del alumnado PAC y la profesora de Biología,  Elena San Martín.

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